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sábado, 26 de noviembre de 2011

El ojo del Rey y el mal de ojo de su familia

Don Juan Carlos ha lucido un ojo seriamente perjudicado. Sólo el Rey puede decir que el amoratamiento se ha debido al golpe con una puerta sin que nadie dude de la Santísima Trinidad.

Me presento yo en el trabajo con un aspecto semejante y diciendo lo mismo y las carcajadas se escuchan en el lejano oeste. Pero el Rey merece respeto y tiene principio de credibilidad. Y yo le creo.

Lo que sucede es que a Su Majestad y a su familia parece que les ha mirado un tuerto o que les han echado mal de ojo. O ambas cosas a un tiempo.

Con los sobresaltos que le está dando a la Corona el esposo de la Infanta Cristina, ¿no os parece que es como para despistarse y chocar contra una puerta palaciega?

Y eso sin contar la aparente extremada delgadez de la Princesa Letizia, que desde que salió de la caja tonta y casó con Don Felipe se está quedando en un suspiro de ella misma. Para que luego digan que la tele no engorda.

Y, ¡ay! cuando don Juan Carlos se acuerda de su ex yerno Marichalar.

Las monarquías están cambiando. La española tiene a una Princesa divorciada de su primer marido, a una Infanta que ha roto lazos con quien fuera su media naranja y a un yerno que sale ahora en las portadas de los diarios y no para lucir el tipo.

España, realmente, es una república, pero La Zarzuela aún no se ha dado cuenta. El Rey, afortunadamente y así lo deseo, se repondrá rápidamente de su accidente doméstico; pero hay otras cosas que no tienen arreglo.

viernes, 25 de noviembre de 2011

Zapatero y su rasero

Los estertores de un gobierno siempre son duros… para el gobierno de turno y su fila de acólitos, claro. Es una constante política. En los últimos días de poder siempre se tiene la tentación de hacer cosas impensables unos meses antes.

Antes de apagar la luz de La Moncloa se pierde la vergüenza, y mientras se deja la llave debajo del felpudo al nuevo inquilino se araña la puerta para dejar un pellizco de impronta y que ‘el que viene’ note el zarpazo.

Zapatero no iba a desentonar con el paisaje. En pleno noviembre ha empezado a vocear las rebajas de enero indultando al banquero Alfredo Sáenz. Ha causado sorpresa en unos; malestar.

Es difícil entender que se levante la mano en este caso como lo es que se mantenga en prisión al recluso común más antiguo de España, Miguel Francisco Montes Neiro, porque al Gobierno no le ha parecido conveniente desenchironarle, aunque el reo lo ha pedido hasta haciendo huelga de hambre.

Lo de Sáenz ya está hecho. Queda saber si Zapatero guarda más sorpresas entre ceja y ceja. Lo sabremos.


[Montes Neiro -61 años, enfermo, sin delitos de sangre y condenado por 24 delitos menores y cinco fugas- lleva en prisión desde 1976 por desertor y no saldrá de la cárcel, previsiblemente, hasta 2021]

La revuelta de los medicamentos genéricos

Estar enfermo es una faena. Ser enfermo crónico, una putada. De los terminales, mejor no hablar. Los del grupo dos, los crónicos, tienen la mala costumbre de sobrevivir a sus dolencias gracias a la ingesta periódica de medicamentos y brebajes expedidos por el monopolio de las farmacias españolas mediante el trueque de las consabidas recetas que rubrican los médicos.


Resulta que a primeros de noviembre ha entrado en vigor la nueva legislación que contempla la sustitución de los medicamentos de marca o de nombre comercial por los principios activos genéricos, más baratos. En principio, bien, que así ahorramos todos que falta hace.

Pero he ahí el problema. Hay medicamentos que pese a presentar el mismo principio activo en su genérico que en el fármaco de marca pueden precisar de ajustes en la dosis para conseguir los mismos efectos logrados en los pacientes hasta la fecha.


¿Pero 1 mg del genérico Lorazepam, pongamos por caso, no es igual que 1 mg de Lorazepam de una marca comercial? Sí, pero no.


No lo digo yo. Se lo escucho con atención a un médico, que me dice que los genéricos sí que tienen la misma cantidad de producto, se supone, pero que a veces hay que reajustar las dosis. Que no funcionan exactamente igual, o sí.


Vamos, que no entiendo nada.


Pero poco importa esto. Lo que me pone de los nervios son los enfermos crónicos, que son unos plastas; una carga, vamos. Se ponen como el quico de pastillamen, total para que la guadaña penda sobre sus cabezas de todas maneras. No hay más que ver a esa tribu de ancianos y ancianas reclamando sus grageas, sus pildoritas, el jarabe antitusivo o los supositorios de glicerina para los que van mal del vientre.


Pues con la nueva legislación, si los genéricos desajustan sus organismos podremos verles esputando por las calles tras un sonoro carraspeo o yéndose por las patas abajo si la glicerina tiene efectos de nitroglicerina.


Esta sociedad gasta una pasta gansa para mantener unos enfermos crónicos que, además, la mitad ni trabaja a causa de sus males. Y encima protestarán entre tembleques si se les desajustan sus tratamientos, congestionando además las urgencias y los ambulatorios, porque empeorarán.


Enfermos… Qué se le va a hacer. Yo, en cuanto acabe este artículo para el blog me sacaré una botellita de agua del vending del periódico y me tomaré una pastillita de inhibidores de la captación de serotonina (para estar animadillo y relegar la depresión al olvido), un pantoprazol para proteger el estómago (que es una bomba ácida como los volcanes marinos de El Hierro) y dos pildoritas de colores contra los gases poco nobles que se acumulan en mi intestino.


A media tarde, un lorazepancito si me da un brote de ansiedad, y por la noche, un antiagregante plaquetario para prevenir los infartos cerebrales, una sinvastatina para fulminar el colesterol, otra gragea de la serotonina de las pelotas, las dos de los gasecillos y una más de ansiolítico para dormir como un bebé.


Yo aquí, trabajando como un mulo sin quejarme, y esos enfermos crónicos por ahí chupando del bote solidario. Menos mal que ya viene Mariano Rajoy y acabará con el ‘caradurismo’ y con todo este poltronaje.


Por cierto, que no se me olvide pasar por la farmacia antes de volver a casa. Creo que el antiagregante plaquetario genérico me ha descompensado mi organismo y estoy sangrando por la nariz. De coña, vamos.


P.D. Mis respetos para los enfermos y también para los sanos, que precisan que se impulse la actual atención cualificada y gratuita de nuestro sistema sanitario público. Amén.

jueves, 24 de noviembre de 2011

Pasta cara para ladrillos

La prueba inequívoca del que el barco económico español ha puesto rumbo al mismísimo epicentro del Triángulo de la Bermudas, donde si nadie lo evita será engullido por los mercados, es la fotografía hipotecaria del momento. No sólo se dan menos préstamos, sino que son por un importe irrisorio (si se compara con los años del boom constructor) y a un interés mucho más alto.
Conclusión, que los bancos no sueltan la pasta y la que dan es escasita y se concede clavándole un par de banderillas negras, al quiebro que mola más, al sufrido demandante hipotecario.
Aquellos tiempos en los que había alfombras rojas en las sucursales; en los que con la billetada del préstamo te arreaban un dineral para muebles, coches, reformas, caprichos…; aquellos tiempos no volverán, ni maldita falta que hace.

miércoles, 23 de noviembre de 2011

Granados pierde la esperanza

La cabeza de Francisco Granados ha rodado estupefacta por las moquetas del Partido Popular de Madrid. Granados vestía para la ocasión un mono anaranjado y llevaba pies y manos encadenados por consistentes grilletes, a imagen y semejanza de los condenados a muerte en algunos de los estados unidos, donde la pena capital sigue siendo una repugnante tradición.
Iba Granados de tal guisa cumpliendo la sentencia ejemplar impuesta por la jefa-presidenta ‘popular’ Esperanza Aguirre, que un día decidió apartar de su vera al fiel Sancho de Valdemoro para quedarse con el Ignacio González del rocín flaco y mechón blanco a lo ‘Antoñete’ pero en la nuca, que se ve menos pero luce igual.
Granados y Aguirre. Foto: http://www.ppmadrid.es/
La defenestración de Francisco Granados se ha ejecutado en dos fases: primero, expulsándole del Gobierno regional de Madrid; y, segundo, destituyéndole ayer de la secretaría general del partido, que se había convertido en su último juguete y que la ‘lideresa’ le ha arrebatado sin piedad.
El motivo aducido para su caída es la pérdida de confianza de Esperanza Aguirre en el que fuera uno de sus hombres fuertes en el Ejecutivo y en la estructura política.
Granados, probablemente, guardaba un hilillo de esperanza de que Esperanza no le fundiese los plomos, cosa que ha terminado pasando.
Todo indica que la maniobra estaba más que decidida en la agenda de la presidenta madrileña desde hace tiempo. Pero la habilidosa política ha esperado a la victoria del Partido Popular el 20-N para no lanzar un torpedo que pudiese provocar daños colaterales que se reflejasen, a su vez, en los resultados electorales, algo que Rajoy no le habría perdonado jamás.
Granados, apartado de sus labores de gobierno, se afanó en hacer pública su posición política desde la secretaría general del partido, invitando, día sí y día también, a los nuevos alcaldes ‘populares’ para dejarse ver, escuchar y notar, al mismo tiempo que se ganaba la complicidad de los primeros ediles esparcidos por toda la geografía madrileña.
Ignacio González. Foto: http://www.ppmadrid.es/
¿Qué futuro le espera a Granados? Es difícil pensar que se quede a verlas venir. Alguien que ha estado tantos años en la primera fila de la política suele ser compensado, por su trabajo y, también hay que decirlo, por lo que sabe o puede saber.
El Canal de Isabel II podría ser un buen asiento para el ex consejero y ex secretario general del PP de Madrid, dado que la compañía del agua que mejor sabe de toda España tiene previsto colocar parte de su capital en manos privadas y salir a cotizar en Bolsa.
Es un lugar al que podría ir; claro está, si a Ignacio González le parece bien, cosa que estaría por ver.

martes, 22 de noviembre de 2011

'Los otros’ inmobiliarios


Construir pisos es, hoy, una profesión de riesgo. Hay que tenerlos cuadrados para ponerse a levantar cimientos y ladrillos en un mercado insolvente, saturado y en horas bajas como el español. Son pocos los que siguen con el casco ceñido hasta las cejas abanderando un sector, el inmobiliario, que hace temblar al más pintado.
No sería de extrañar que bancos y cajas tuvieran colgados carteles en sus sucursales con las caras de los mayores endeudados del país; algunos promotores que se creyeron dioses y que, a duras penas, caminan sobre las brasas del infierno. Claro, que junto a dichos ‘se busca’ habrían de estar los de los responsables financieros que soltaron la pasta bajo el intangible aval de patatales en el quinto pino.
Son ‘Los otros’. Inmobiliarios empresarialmente muertos pero que aún no se han dado cuenta de ello. Los que otrora se codeaban con lo más granado de la sociedad hoy pasan, si es que pasan, desapercibidos como almas en pena. Ahora envidian a los que soltaron lastre y se apartaron del sector en el momento justo: los parquesoles de Valladolid, los fadesas de La Coruña… En definitiva, los que aplicaron la máxima de la Bolsa: que el último duro (o euro) lo gane otro.
Algunos de ‘Los otros’ se levantan por la mañana sin saber si al final de la jornada saldrá el ‘Game over’ que les amenaza en el horizonte.
Hay inmobiliarias que ya han hecho todos los recortes posibles en sus estructuras y sus plantillas, pero que necesitan edificar varios cientos de viviendas anuales para la supervivencia empresarial, dejando de lado el hecho de poder ganar dinero o no.
En una de las últimas reuniones de los ‘grandes’ inmobiliarios ni siquiera se llenó el aforo. Y entre ellos, hubo quien quiso dar lecciones al resto cuando sobre él pesa el demérito de haber hecho una de las operaciones de compra más nefastas de los últimos años.
Abro el buzón de casa y leo una cuartilla en la que anuncian pisos baratos. Me pregunto por un instante si el promotor que rubrica la publicidad es uno de los que resiste con pundonor o si se trata de uno de ‘Los otros’. ¡Qué miedo!

El fútbol y la 'tele' son así

La eliminación de ‘Resistiré, ¿vale?’ de la parrilla televisiva de T5 está dejando regueros de comentarios, apoyos y también críticas en las redes sociales. La presentadora del ya defenestrado programa, Tania Llasera (@taniallasera) afirma en su cuenta de Twitter: “La tele es así, 1 día estás y al siguiente no. Lo siento por los RESISTENTES CASEROS y por el MARAVILLOSO EQUIPO que hace @Resistirevale”. Me recuerda el contenido del 'tuit' de Llasera al discurso de los futbolistas en la banda, antes de entrar al vestuario, justificando su derrota ante la afición: “El fútbol es así”.
                                                                                     Tania Llasera en la imagen que ilustra su perfil de Twitter
Parece poco probable que la cadena privada, que intenta ahora encalar las paredes de blanco nuclear, reedite este formato en un futuro próximo. Otra cosa es que encomiende nuevas tareas a los profesionales que han trabajado en el espacio y que no han tenido tiempo de resistir, ironías de la vida, siquiera la primera andanada de cambios de cara a la limpieza de imagen que ya está en marcha.
Más información en http://www.elmundo.es/

Enemigos y tetas

A Telecinco se le han revuelto las tripas con tanto vaivén de ‘La Noria’ y ha decidido ingerir purgantes para combatir la presión que siente en el bajo vientre, del que ya han salido escopetados todos los anunciantes del programa de Jordi González por voluntad propia. Debía quedarle a Vasile un Rovi y, en lugar de llevarlo al punto Sicre de reciclado farmacéutico, le endosó, la mitad a ‘Enemigos íntimos’ y la otra parte a ‘Resistiré, ¿vale?’, que sorpresivamente se han caído de la parrilla televisiva como quien tira de la cadena del váter.

Pero no nos engañemos. Todo es parte de una puesta en escena, seguramente bien estudiada y cargada de maquillaje, para salvar los trastos de ¡Sálvame! y, si es posible, de ‘La Noria’, en la que sólo se anuncia ya alguna pitonisa que debiera adivinar, por interés personal, si la rueda va a seguir girando o si sería mejor buscarse otro soporte en el que frotar la bola de cristal o agitar la pata de conejo.

‘Enemigos íntimos’ estaba en la línea dura del espectáculo populista-famosil, capaz de sentar en el sofá a maridos, esposas y suegras, sellando un pacto de no agresión mientras el peón blanquinegro, símbolo del espacio, siguiese en juego. En el caso de ‘Resistiré, ¿vale?’ no he tenido el gusto de sufrir o disfrutar con su puesta en escena, o si lo he hecho inconscientemente no me ha marcado neuronalmente.

En un alarde de búsqueda informativa, con Google como aliado, descubro que la presentadora del programa, Tania Llasera, se ha hecho bastante popular por haber mostrado un seno en un descuido al desabrocharse el vestido. Y digo yo que si se desprendía de las ataduras del vestido debía saber que, probablemente, el carnoso contenido saldría del continente, que es lo suyo, para agrado de los mirones y pajilleros de la red de redes, en la que circula el vídeo del despelote.

La bellísima Llasera palideció al tiempo que los televidentes varones exclamaban desde sus casas ¡Ohhhh! y las damas solapaban un estridente ¡Ahhhhh!

Lo confieso, he visto el vídeo. No he podido resistir mi morbo mediático ante las turgencias de Llasera. A la hora a la que se emitía este show, la presentadora, los invitados o los miembros del equipo de limpieza pueden enseñar, por descuido o no, lo que les venga en gana. Antes, los dos rombos ayudaban a saber qué cantidad de carne, sexo, violencia, sadismo o brutalidad iba a salpicar el televisor. Ahora las cosas son distintas, y lo mismo un colaborador/periodista/tertuliano le soba con descaro una teta a una compañera de bancada que, a su vez, se acuerda de la familia de tal o cual personaje del mundillo rosa que previamente le ha puesto de vuelta y media.

La tele tiene algo de castizona corrala: chismorreo, miserias, ruidos, canciones, bailes, tensiones, mirones y mironas de soslayo y momentos de espera, a la intemperie, para desahogarse en el aseo comunitario.

‘Enemigos íntimos’ y ‘Resistiré, ¿vale?’ desaparecen de la programación de T5. En su lugar, en vez de darle la vuelta al calcetín, tendremos a la mujer que se pone en contacto con difuntos que le transmiten mensajes desconcertantes y una ampliación de ‘Acorralados’. Todo sigue igual. ¡Que no pare el espectáculo!, que diría Fredie Mercury, pero en inglés, que suena más chic.

lunes, 21 de noviembre de 2011

Cambiando de canal

En Radio Televisión Española (RTVE) y en la agencia de noticias EFE se escucha, más cerca que lejos, el tronar de las trompetas del 'fin del mundo'. La apisonadora ‘popular’ conducida por Mariano Rajoy debe haber puesto a estas horas fecha de caducidad a las cabezas de Fran Llorente, director de los Servicios Informativos de RTVE, y de Álex Grijelmo, presidente de EFE.

A ambos no les va a suceder nada que no hayan vivido sus predecesores cuando ha habido cambios en los equilibrios parlamentarios. Tras un periodo de dos legislaturas inconclusas de gobierno socialista, los de Génova ‘invitarán’ a los ‘capos’ de la información a abandonar sus puestos para poder colocar en esos sillones a sus propios directores de orquesta. Todo ello, menospreciando u obviando la profesionalidad y el buen hacer (cuando lo hay) de los afectados Así ha sido siempre y así será ahora, salvo sorpresas por las que se pagarían 1.000 a 1 (como poco) en cualquier casa de apuestas.

Los cambios en RTVE y EFE están calculados como lo está el paso del cometa Halley. Cuando el PSOE arrasó electoralmente en las urnas en el año 1982, subiéndose a las barbas del mismísimo Adolfo Suárez, José María Calviño accedió a la dirección general de RTVE. El histórico José Luis Balbín –artífice del mítico programa ‘La Clave’- se hizo cargo, en aquél entonces, de los Servicios Informativos.

Después de Balbín se sucedieron, entre otros, Enric Sopena, Diego Carcedo y María Antonia Iglesias, primero y tercera abonados hoy en día a las tertulias del cuestionado espacio televisivo 'La Noria'. Tras Calviño llegaron, a su vez, la cineasta Pilar Miró, Luis Solana Madariaga (hermano del entonces ministro Javier Solana, más tarde gerifalte de la OTAN en la que el PSOE no quería estar, de entrada, y vaya si entró) y Jordi García Candau.

Eso, hasta 1996, fin de la era presidencial de Felipe González, devorada por la corrupción política. Entonces el relevo lo tomó el Partido Popular, con un bisoño José María Aznar moviendo las piezas que creyó convenientes a su antojo, a imagen y semejanza de González. Fue la época de Ernesto Sáenz de Buruaga, Alfredo Urdaci (que será recordado en las páginas de la historia televisiva por su destreza al deletrear las siglas CCOO)…

En las elecciones de 2004 hubo un nuevo giro político. De una forma inesperada, José Luis Rodríguez Zapatero entraba en el Palacio de La Moncloa, y lanzaba al primer plano a Carmen Caffarell, a Fran Llorente…

Algo parecido ha sucedido en la agencia EFE desde que la democracia es democracia en España: Ansón, Ricardo Utrilla, Alfonso Sobrado Palomares… Y los dos últimos, en 1996, Miguel Ángel Gozalo, y en 2004, Álex Grijelmo.

Cuando Rajoy sea nombrado Presidente del Gobierno, en diciembre, las fichas del dominó periodístico público empezarán a caer. Unas empujarán a otras. Quítate tú que me pongo yo. Viva la democracia.