Construir pisos es, hoy, una profesión de riesgo. Hay que tenerlos cuadrados para ponerse a levantar cimientos y ladrillos en un mercado insolvente, saturado y en horas bajas como el español. Son pocos los que siguen con el casco ceñido hasta las cejas abanderando un sector, el inmobiliario, que hace temblar al más pintado.
No sería de extrañar que bancos y cajas tuvieran colgados carteles en sus sucursales con las caras de los mayores endeudados del país; algunos promotores que se creyeron dioses y que, a duras penas, caminan sobre las brasas del infierno. Claro, que junto a dichos ‘se busca’ habrían de estar los de los responsables financieros que soltaron la pasta bajo el intangible aval de patatales en el quinto pino.
Son ‘Los otros’. Inmobiliarios empresarialmente muertos pero que aún no se han dado cuenta de ello. Los que otrora se codeaban con lo más granado de la sociedad hoy pasan, si es que pasan, desapercibidos como almas en pena. Ahora envidian a los que soltaron lastre y se apartaron del sector en el momento justo: los parquesoles de Valladolid, los fadesas de La Coruña… En definitiva, los que aplicaron la máxima de la Bolsa: que el último duro (o euro) lo gane otro.
Algunos de ‘Los otros’ se levantan por la mañana sin saber si al final de la jornada saldrá el ‘Game over’ que les amenaza en el horizonte.
Hay inmobiliarias que ya han hecho todos los recortes posibles en sus estructuras y sus plantillas, pero que necesitan edificar varios cientos de viviendas anuales para la supervivencia empresarial, dejando de lado el hecho de poder ganar dinero o no.
En una de las últimas reuniones de los ‘grandes’ inmobiliarios ni siquiera se llenó el aforo. Y entre ellos, hubo quien quiso dar lecciones al resto cuando sobre él pesa el demérito de haber hecho una de las operaciones de compra más nefastas de los últimos años.
Abro el buzón de casa y leo una cuartilla en la que anuncian pisos baratos. Me pregunto por un instante si el promotor que rubrica la publicidad es uno de los que resiste con pundonor o si se trata de uno de ‘Los otros’. ¡Qué miedo!
No solo en este sector. Piensa en las cajas, algunos bancos o en los mismos medios. Unos por un proceso coyuntural y otros estructural. En común la estrangulación de la demanda.
ResponderEliminar