Me he preguntado varias veces a qué ONG pertenece Salvador Sostres para que desde EL MUNDO se le asigne un buen puñado de euros por escupir palabras en una hoja de papel de periódico. No se da cuenta, el pobre, de que los esputos, además de ser una cochinada, corren la tinta y emborronan los mensajes.
Con la dura situación económica por la que atraviesan los medios de comunicación es un despilfarro hacer donativos a aquellos que insultan a sus lectores o dudan de su inteligencia. Entendería poner un plato de lentejas a algún escritor desesperado por la asfixia monetaria, pero no es el caso.
Me duelen las palabras de Sostres. Las de su último articulo y las de otros. No porque en su reciente vómito (http://www.elmundo.es/blogs/elmundo/guantanamo/2012/04/16/un-rey-dispara-version-inequivoca.html) me llame sin nombrarme, a mi y a muchos como yo, de todo menos guapo.
Salvador Sostres, con su pensamiento único, muy propio de los demócratas, me califica, a mi y puede que a usted también, de necio, superficial y de formar parte de una masa de carne picada, al estilo de la comida basura, por el simple hecho de no pensar como él, que como todos sabemos es el único con calidad intelectual para interpretar la realidad con sentencias salomónicas.
Pues sí, Sostres. Yo pienso que el Rey no está a la altura de las circunstancias, que su último viaje es un agravio para sus súbditos, que no predica con el ejemplo, que su accidente causa rubor, que la falta de información de la Casa Real es de un ocultismo imperdonable e intolerable... A lo mejor, el Rey espera que cuando abandone el hospital le jaleen y animen los más de cinco millones de parados y los miles que lo estarán en breve mientras Su Majestad prepara otra escapada. Y entretanto, la Reina en Grecia, Froilán herido tras dispararse en un pie con una escopeta que no le estaba permitido usar, Urdangarín fintando a la Justicia...
Me duele leer a Sostres no porque me llame imbécil sin citar mi nombre sino porque mis 22 años en EL MUNDO me dan el derecho, cuando menos, a decir "¿Por qué no te callas?".
Me duelen sus expresiones y calificaciones hacia ls lectores y la sociedad española porque nadie se merece que le den de leches verbalmente por pensar diferente. Esto se da en primer curso de derechos humanos y ciudadanos.
Estamos en momentos en los que en los periódicos estamos revisando, trágicamente, muchas situaciones laborales, profesionales y hasta personales. Cuando se habla de que en ls medios hay qe hacer recortes, es difícil digerir que un juntaletras, abofetee a los fieles lectores que rebuscan e sus bolsillos el euro y pico con el que comprar el periódico cada día.
Puede que el futuro me tenga destinado un lugar oscuro, maloliente y apestoso. Sostres, espérame en la cloaca, por si el azar me lleva allí.