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viernes, 2 de diciembre de 2011

El virus de la muerte

El ser humano se acostumbra a todo. Hace 30 años, en este país, pegarse un morreo era un riesgo; beber del mismo vaso, una temeridad; y follar, un flirteo con la muerte. El SIDA era ‘la peste rosa’, ‘el mal de las tres haches (heroinómanos, hemofílicos y haitianos)… El SIDA era igual a muerte.

30 años después de hace 30 años, nadie sabe, ni le importa, si el vecino tiene SIDA, si algún niño de la clase de sus hijos es seropositivo o si la abuela fuma. Y si fuma, allá ella.

Hace más de 20 años hice un reportaje con una decena de enfermos de SIDA, algunos con visibles problemas de salud, que vinieron a España de distintos países para participar en un Congreso sobre el VIH.

Les cité en la Plaza Mayor de Madrid. Acabado el trabajo, les invité a tomar algo en una de las cafeterías de los históricos soportales.

Apuesto a que ese día se tiraron a la basura cubiertos, vasos, servilletas y platos. Todo estaba ‘contaminado’. Aquellos jóvenes y no tan jóvenes enfermos si no tenían ronchones en la cara es que habían perdido la práctica totalidad de las piezas dentales. Si no tosían es que presentaban signos más que obvios de drogodependencia. Algunos se besaban en la boca entre ellos sin pudor, delante de unos camareros atónitos y atenazados por un miedo incontrolable al contagio.

Me consta que algunas de aquellas personas, una de ellas uno de los líderes en la lucha contra el virus y por la no demonización de sus portadores,  murieron poco tiempo después. Los demás, probablemente también. Así se las gastaba entonces el SIDA.

El 1 de diciembre se celebró, como todos los años, el Día Mundial de la Lucha contra el SIDA. El mundo occidental ya ha superado, en gran medida, el shock que causó el VIH. Ahora, como entonces, los países en los que la vida no vale nada siguen siendo carne de cañón.

Pero eso pasa muy lejos de aquí; como el hambre y la miseria.
Algo habrán hecho para merecer tantos males, digo yo, ¿no?


P.D. El mundo desarrollado (¿) tiene la facultad de mirar pero no ver. El SIDA continúa siendo una brutal epidemia en el Tercer Mundo.

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