El fútbol es droga potente al alcance de mayores y niños. Echan un Madrid-Barça y se para el país.
Franco ya descubrió en su día el ‘opio del pueblo’ y se lo administraba en altas dosis a los españoles para que no pensasen ni en su presente ni en su pasado ni en su futuro.
Al ‘lavado de cerebro’ se sumaban los toros, tipos jugándose la vida entre los pitones de un morlaco ensangrentado. El albero tiraba mucho en la España franquista; mucha españolidad, pasodobles y brindis a la autoridad.
Ahora somos más de fútbol; también de tenis, con el monstruo Nadal; el baloncesto… Deporte contra la depresión; juegos y sueños para evadirse de la crisis, de nuestros mediocres políticos y de que cinco millones de personas no tienen trabajo.
Por suerte, hay fútbol: un Madrid-Barça a la semana y nos olvidamos de todos nuestros males. Aunque ellos (los males) sigan allí.
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